La infancia es un territorio de descubrimiento, un paisaje de primeros pasos, palabras que despiertan y juegos que tejen los hilos de la identidad. Cuando ese paisaje se recorre con un diagnóstico de trastorno del espectro autista (TEA), las rutas se bifurcan y se entrelazan con desafíos singulares: las voces…

Este contenido es Premium. Para acceder al contenido completo, canjea tu código aquí.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *