Quedarse sin pelo puede afectar considerablemente a la historia de vida de una persona. No se trata de una simple cuestión estética, para algunas personas puede ser algo capaz de generar malestar emocional y suponer una crisis de autoestima.

Cuando esta pérdida sucede de forma repentina o en zonas delimitadas puede ser una señal de una afección que se conoce como alopecia por estrés o alopecia areata.

Alopecia areata: causas psicológicas

Aunque el origen de la alopecia es multifactorial, varios estudios científicos han confirmado que los factores psicológicos, como la ansiedad y el estrés, desempeñan un papel determinante y pueden contribuir a su aparición y progresión. Cada vez existen más pruebas que sugieren que los factores psicológicos como la ansiedad, la percepción del estrés y los acontecimientos vitales estresantes contribuyen a la aparición y a la reincidencia de algunas formas específicas de alopecia, en concreto, la alopecia areata por estrés

Ya en 1999, García-Hernández y su grupo de estudio llevaron a cabo una revisión de la literatura científica, publicada en el Journal of Dermatology, que subrayaba la correlación significativa entre la alopecia areata y los trastornos psiquiátricos como la ansiedad generalizada, la depresión y las fobias.

La revisión demuestra que la dificultad para gestionar el estrés psicológico, tanto si está relacionado con acontecimientos externos como si lo genera algún conflicto interno, puede hacer de factor desencadenante y no solo influir en la aparición sino también en la evolución de la enfermedad. Los investigadores también demostraron la importancia de afrontar la alopecia mediante un enfoque integrador que también tenga en cuenta el tratamiento de posibles trastornos psicológicos, ya que eso puede mejorar tanto la adaptación social del paciente como la evolución clínica de la patología.

El estudio de exploración realizado años después por Brajac et al. (2003) también refuerza esta perspectiva, en él se analiza el papel que desempeña el estrés percibido y el rasgo ansioso en los pacientes con alopecia areata. Comparando un grupo de 45 pacientes con alopecia areata con un grupo de control sin dicha patología, los autores mostraron niveles significativamente más altos de ansiedad estable y estrés psicológico en los individuos con alopecia, en especial en los pacientes con reincidencia.

Asimismo, en los pacientes con episodios recurrentes de alopecia areata se observó un mayor número de acontecimientos vitales estresantes en los seis meses precedentes respecto al grupo de control. Esto sugiere que el estrés percibido y la ansiedad pueden suponer factores de riesgo importantes, no solo para la aparición sino también para el mantenimiento de la enfermedad.

Estos estudios convergen en mostrar que la alopecia por estrés no es únicamente un trastorno dermatológico, sino que se trata de un fenómeno complejo en el que el cuerpo y la mente están profundamente interconectados.

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