En una era marcada por la hiperconexión y la sobreprogramación, el silencio del patio de recreo se ha convertido en una nota que llama la atención. Donde antes resonaban risas desordenadas, carreras sin rumbo y mundos imaginarios erigidos con ramas y piedras, ahora encontramos agendas escolares apretadas, actividades extraescolares cronometradas…

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