Al hablar de cambios de humor repentinos nos referimos a fluctuaciones bruscas y repentinas del estado de ánimo, que es la forma en que se manifiestan nuestras emociones. Aparecen rápidamente y desaparecen con la misma rapidez. Los cambios de humor repentinos están relacionados con nuestros estados emocionales y la forma en que los experimentamos, vivimos, procesamos y manifestamos.

Existe una gran variedad de emociones, como:

  • la alegría,
  • la felicidad,
  • la sorpresa,
  • el asco,
  • la rabia,
  • el dolor,
  • los celos.

Normalmente, las dos categorías de emociones, agradables y desagradables, no se experimentan simultáneamente y, en situaciones funcionales, los cambios de humor se producen gradualmente. Un cambio de humor común y funcional, por ejemplo, puede ser sentirse alicaído al recibir una mala noticia y unos días después experimentar emociones de serenidad y alegría.

En cambio, en el caso de los cambios de humor repentinos, la persona se ve sacudida de un estado de ánimo a otro con cambios bruscos de humor y, en los casos más graves, se producen simultáneamente emociones contradictorias que generan malestar e incomprensión en la persona que los experimenta y en quienes le rodean.

Los cambios de humor tienen causas fisiológicas, hormonales, ambientales y sociales. Comprender su significado es el primer paso para emprender un proceso de cura.

El significado de los cambios de humor repentinos

Los cambios de humor son frecuentes y comunes en las personas. Desde un punto de vista psicológico, pueden considerarse aspectos fisiológicos de nuestra mente, una forma de que nuestro cerebro y nuestro cuerpo se reequilibren. Esto se debe a que el estado de ánimo no es estático, sino que es un aspecto que varía con el tiempo en función de las circunstancias y los acontecimientos. 

A través de las fluctuaciones del estado de ánimo, la energía psicofísica tiene una forma de encontrar un canal de salida para que fluya y no se reprima en nuestro interior. Cuando los cambios de humor repentinos se producen ocasionalmente, o están relacionados con acontecimientos vitales concretos o con condiciones fisiológicas y hormonales particulares, se pueden considerar normales y comunes.

Sin embargo, cuando el hecho de cambiar de humor a menudo y con gran intensidad conlleva una dificultad para gestionar funcionalmente diversos ámbitos de nuestra vida (por ejemplo, las relaciones, la familia, los amigos o el trabajo) es aconsejable prestar atención e incluso consultar a un profesional de la salud mental.

¿De qué dependen los cambios de humor?

Existen diversas causas de los cambios de humor, las cuales están relacionadas con:

  • factores fisiológicos, hormonales y cerebrales,
  • factores psicosociales y ambientales.

Desde un punto de vista exquisitamente hormonal, los cambios de humor constantes están relacionados con la alteración de los niveles de norepinefrina, serotonina y dopamina, los neurotransmisores implicados en la regulación del estado de ánimo. Esta disfunción puede estar provocada en algunos casos por la presencia de una patología orgánica de tipo degenerativo o de una patología que comprometa el funcionamiento hormonal normal. 

En algunas circunstancias, los cambios bruscos de humor tienen causas vinculadas a una fase particular del ciclo vital que la persona está viviendo y afrontando: la adolescencia, el embarazo, los síntomas psicológicos de la menopausia, como la irritabilidad, la tristeza o la ansiedad, el duelo, la separación, la jubilación o algún trauma psicológico.

También existen otros factores puramente ambientales que pueden afectar a las personas que cambian de humor de un momento a otro. Un ejemplo de ello puede ser la meteorosensibilidad, es decir, cuando las condiciones climáticas pueden influir en el estado de ánimo e incluso el paso de una estación a otra puede afectar a los cambios de humor.

Asimismo, entre los factores que influyen en los cambios de humor repentinos también podemos mencionar:

  • el consumo de alcohol y drogas,
  • las terapias con fármacos que afectan al funcionamiento de neurotransmisores u hormonas (por ejemplo, la píldora anticonceptiva),
  • la presencia de trastornos mentales como la depresión reactiva, el trastorno de ansiedad generalizada o el trastorno límite de la personalidad.

Cambios de humor repentinos: síntomas

El nerviosismo es uno de los síntomas más comunes y frecuentes de los cambios de humor y hace referencia a un estado emocional caracterizado por la hipersensibilidad y la respuesta excesiva (conductual, mental y física) a determinados estímulos que nos rodean. La persona nerviosa presenta:

  • irritabilidad, agitación y tensión,
  • ataques repentinos de llanto,
  • risa excesiva o desmotivada,
  • tristeza y pensamientos de inadecuación. 

Este estado emocional también puede asociarse con frecuencia a:

  • tensión muscular,
  • trastornos gastrointestinales como mala digestión, acidez de estómago, dolor de estómago nervioso, hambre nerviosa o supresión del apetito (que puede, en casos graves, desembocar en anorexia y bulimia),
  • problemas de memoria,
  • falta de concentración,
  • sensación de peso en el pecho,
  • empeoramiento de la calidad del sueño.

Cambios de humor repentinos en mujeres

Con frecuencia, los cambios de humor repentinos provocan nerviosismo e irritabilidad en las mujeres. A largo plazo, el estrés, las decepciones, los ataques de ansiedad, la soledad y la sobrecarga emocional (por ejemplo, al vivir con una pareja con depresión) pueden provocar dificultades en las relaciones interpersonales, en el trabajo o en el colegio, y en la vida cotidiana en general.

Los períodos estresantes pueden afectar a los niveles de cortisol, también conocido como la hormona del estrés, que nuestro cuerpo produce de forma natural mediante el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, y que se autorregula.

Los días correspondientes a la fase premenstrual, por ejemplo, pueden coincidir con:

  • cambios de humor repentinos,
  • estado de ánimo cambiante,
  • inapetencia o exceso de apetito,
  • posibles alteraciones del ritmo de sueño y vigilia.

Asimismo, durante el embarazo y el posparto, que representan un periodo importante y delicado desde el punto de vista simbólico para la vida de una mujer, el cuerpo cambia y se prepara para acoger la vida. De modo que los cambios de humor repentinos, el cansancio, el nerviosismo y la tristeza también pueden darse con frecuencia durante esta etapa.

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